¡Ay qué gusto!
- Catherine Torres
- 10 jul 2017
- 2 Min. de lectura
Lo único que quiero de ti es que te dejes querer.
Déjate ser libre con alguien.
Aprende lo que es amar sin opresión y comprender sin cohibir.
Siente.
Deja que fluya por tu cuerpo.
No te detengas, y mucho menos por miedo.
Solo siente.
Si no te gusta me voy; pero si te asusta, te empujo.
No hay nada más lindo que entregarte.
Tal vez no soy para ti, tal vez no eres para mi.
Tus manos son muy pequeñas para sostenerme. (Tal vez)
Pero si es por miedo, no dejes que tus experiencias pasadas afecten tu presente.
Aquí estoy para oírte hablar de amor aunque no te refieras a mi.
Aquí estoy para abrazarte dejándote imaginar que es otra piel la que tocas.
Tienes algo especial o no sé si es mi masoquismo que encontró como representarse en físico.
Tal vez estás tan clavado en tu idea de amor que le cierras las puertas a la vida.
Me doy asco. No me reconozco.
Tal vez es mi idea de amor o son mis ganas de hacerte reaccionar;
Entiendas que hay vida, que pruebes que las partes amargas y podridas también son tiernas.
Déjate sentir, acepta esa sonrisa.
Quiero que disfrutes vivir. Aproveches vivir. Sientas vivir.
Y sientas a la vida.
Puedo ver tu inseguridad, tu miedo y sobretodo, el deseo en tus ojos.
Me intriga el por qué de tus cadenas.
Me intriga como juegas con los demás para distraerte del juego que estás perdiendo contigo mismo.
No sé que tienes.
Provocas debilidad en mi.
Una inseguridad abundante.
Tengo ganas de gritarte, escupirte.
Quiero verte, tenerte y abrazarte.
Quiero tu calor.
Quiero tu risa y quiero tus ojos.
Quiero paz mental. Quiero volver a mí.
Quiero oír de tu boca que de la mía no quieres nada.
Quiero que te borres y te vayas con cuidado para que no hagas ningún rasguño al marchar.
Desesperadamente.
Desesperadamente esperándote.
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